Identidad digital: ¿identidad real, híbrida, fragmentaria?
La cibercultura ha
dado nacimiento a una nueva forma de identificar a los seres humanos quienes se
convierten en personajes que habitan, deambulan en el ciberespacio.
La creación de cuentas de usuarios, de perfiles, de seudónimos, de avatares, de
nicknames en las diferentes plataformas virtuales como las redes sociales
(facebook, twitter, hi5, etc.), han propiciado una novedosa y curiosa forma de
identificarse y de representarse en la red. Imagen tomada de internet
En algunos casos, los cibernautas se
presentan como en el mundo real: nombre, edad, profesión, procedencia. Utilizan
una identidad para navegar y darse a conocer en internet; de este modo, se
exponen y protegen libremente –ya sea de forma abierta o restringida- en el
mundo cibernético.
En otros casos, los cibernautas aparecen con una identidad falsa;
utilizan nombres y descripciones irreales, fragmentarias, híbridas,
imaginarias. Este hecho puede tener dos significaciones: la primera, como forma
de protección; y la segunda, como una manera de inmiscuirse anónimamente. Estas
dos formas pueden ser positivas o negativas: positiva, cuando la persona que
está detrás de ese nombre falso cuida su privacidad, evitando cualquier
intromisión en su vida personal y profesional; y negativa, cuando aquella
persona que utiliza otra identidad tiene fines perniciosos (suplantación,
corrupción, perversión, etc.).
La cultura digital involucra a todos quienes se sirven de internet como una nueva y óptima herramienta de información y comunicación entre los seres humanos en el mundo actual. Por lo tanto, debemos ser conscientes que todos somos responsables de la construcción de nuestra identidad en la sociedad de la cultura digital.
Por: Geovanny Narváez
Cuenca, 11/2012
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